Sube conmigo, amor americano
Qué era el hombre? ¿En qué parte de su conversación abierta entre los almacenes y los silbidos, en cual de sus movimientos metálicos vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?
Todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria, y su quebranto aciago de cada día era como una copa negra que bebían temblando Entonces en la escala de la piedra he subido Entre la atroz maraña de las selvas perdidas hasta ti,
Macchu-Picchu alta cuidad de piedras escalares Por fin morada del que lo terrestre no escondió en las dormidas vestiduras.
En ti, como dos lineas paralelas la cuna del relámpago y el hombre se mecían en el viento de espinas. Madre de piedra, espuma de los cóndores alto arrecife de la aurora humana.
Cuando la mano color de arcilla se convirtió en arcilla y cuando los pequeños párpados se cerraron llenos de ásperos muros, poblados de castillos y cuando todo el hombre se enredó en su agujero quedó la exactitud enarbolada: El alto sitio de la aurora humana:
La más alta vasija que contuvo el silencio una vida de piedra después de tantas vidas.
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Piedra en la piedra, el hombre, dónde estuvo?
Aire en el aire, el hombre, dónde estuvo? Tiempo en el tiempo, el hombre, dónde estuvo? Fuiste también el pedacito roto de hombre inconcluso, de águila vacía que por las calles de hoy, que por las huellas, que por las hojas del otoño muerto va machacando el alma hasta la tumba?
La pobre mano, el pie, la pobre vida... Los días de la luz deshilachada en ti, como la lluvia sobre las banderillas de la fiesta, dieron pétalo a pétalo de su alimento oscuro en la boca vacía?
Hambre, coral del hombre, hambre, planta secreta, raíz de los leñadores, hambre, subió tu raya de arrecife hasta estas altas torres desprendidas?
Yo te interrogo, sal de los caminos, muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura, roer con un palito los estambres de piedra, subir todos los escalones del aire hasta el vacío, rascar la entraña hasta tocar el hombre.
Macchu Picchu, pusiste piedra en la piedra, y en la base, harapos? Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima?
Fuego en el oro, y en él, temblando el rojo goterón de la sangre? Devuélveme el esclavo que enterraste! Sacude de las tierras el pan duro del miserable, muéstrame los vestidos del siervo y su ventana. Dime cómo durmió cuando vivía. Dime si fue su sueño ronco, entreabierto, como un hoyo negro hecho por la fatiga sobre el muro.
El muro, el muro! Si sobre su sueño gravitó cada piso de piedra, y si cayó bajo ella como bajo una luna, con el sueño!
Antigua América, novia sumergida, también tus dedos, al salir de la selva hacia el alto vacío de los dioses, bajo los estandartes nupciales de la luz y el decoro, mezclándose al trueno de los tambores
y de las lanzas, también, también tus dedos, los que la rosa abstracta y la línea del frío, los que el pecho sangriento del nuevo cereal trasladaron hasta la tela de materia radiante, hasta las duras cavidades, también, también,
América enterrada, guardaste en lo más bajo en el amargo intestino, como un águila, el hambre?