FLAUTA TRAVERSA*GUITARRA*CHARANGO*TECLADO*PIANO*CANTO*PERCUSION*INICIACION MUSICAL

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ALQUILER DE SONIDO T.E: 03541/155 98140 VILLA CARLOS PAZ

  • CUMPLEAÑOS (MUSICA +KARAOKE DESDE $500)
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SONIDO"RECUERDOS DEL TREN"

Recuerdos del tren
ಕಾದ consigna es un reto a mis recuerdos y a mis vivencias, y es por eso que siempre estoy esperando esa consigna que renueve mis años pasados. “El tren” me pareció buenísima y también me entristeció, pues ya sabemos qué pasó después de la ¿venta? de los ferrocarriles.Era muy importante la llegada del tren (sobre todo en pueblos chicos). Cuando oíamos el pito de la locomotora, corríamos la estación. Entonces, entraba ésta resoplando y echando vapor. Al detenerse, resoplaba todo el vapor que le quedaba. Una vez quieta, la gente se asomaba en la ventanillas buscando los parientes que los estaban esperando y, con medio cuerpo afuera, estiraban los brazos buscando las manos de los familiares. Muchos esperaban a los comisionistas, que eran los que traían encargos, sobre todo de Buenos Aires. Era el momento en que la estación se llenaba de gente. Todos iban a ver el tren, era un pasatiempo. Al desandar el camino, los comentarios eran de toda índole. Cuando ya se había terminado ese pequeño show, el tren se preparaba para entrar en los talleres y se alejaba un poco o para la higiene del mismo. Cuando volvía mi abuelo de sus giras, con sus bultos atados con cotín (era su equipaje) y la maquina de cardar, un inconfundible olor a ferrocarril saturaba la casa. Ese aroma único, que seguramente era del vapor de la locomotora, duraba varias horas. Cuando venía un tren de carga, me encantaba contar los vagones. Cuando el último pasaba, yo soñaba con ir en ese vagón. Llevar el mate, un libro y ver esas paralelas alejarse y soñar con paisaje remotos. ¡Cómo me gustaba el cine y esas películas en las que se veían trenes fantásticos, como el expreso de oriente o el transiberiano. Pero al volver a la realidad, me conformaba con ver la negras locomotoras (no las diesel). Tuve la oportunidad de viajar en camarote a Plaza Huincul (Neuquén), donde dos hijos trabajaban en YPF. Fue un viaje delicioso, pero sólo fui en ese tren dos veces, pues un día alguien decidió la venta y el tren no llegó más. Cuando volví a esa estación, ಕಂ
o muchas otras, estaba desmantelada. ¡Qué tristeza! También recuerdo el vagón postal, lleno de sacos de cartas,
encomiendas. Ahora con un rápido mail se hace más ligero, pero ¿ese sobre con la estampilla? ¿y el remitente? Cuántas veces se aceleraba nuestro corazón al leer un nombre que nos era tan querido. En fin, mi tren ya pasó por muchas estaciones y sigo en él, pues creo que todavía hay un trecho de paralelas por el cual aún no paso.
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